Te conozco en un adiós, en un abrazo de bienvenida..
con hambre, con frío,
en la madrugada y la lluvia.
Con sombras, temblando ante la necesidad
del contacto físico,
maldiciendo y tratando de explicar los desaciertos.
De pronto eres como el café que tanto se anhela.
El destino marcado por una tarde lluviosa
a la que le han seguido interminables Lunas llenas.
Noches de sueños y realidades de colores
y emociones. De madrugadas eternas
y estrellas en el cielo.
El Universo comienza a existir.
domingo, 9 de septiembre de 2012
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